Diario 20
Cosita pequeña, nalgona y preciosa de papi.
Hoy, por primera vez en casi tres meses, mi vida pasó de blanco y negro a color.
Por primera vez en 90 días, en los que he llorado cada uno, lloré de alegría y no de dolor.
Por primera vez desde la última vez que te vi, montándote en tu carro la noche antes de irte a NY, sentí que te vería pronto. Que te abrasaría en poco tiempo.
Desde el 1 de Diciembre, la primera vez que siento que te podré contestar tu primer “Te Quiero” a la cara, pronto. Y el primer “Te Amo” que me dijiste 27 días después. (Solo me tomó 27 días enamorarte completa, floja)
Hoy siento, por primera vez en más de 5 meses, que eres inmediata. Que eres urgente.
Por primera vez no siento que el tiempo se detuvo, de hecho, siento que se me escapa y eso, por primera vez, me encanta. “¿Me veo lo más guapo posible para reencontrarme con mi niña? ¿La barba se me ve bien? Debo intentar rebajar un par de libritas más. A ver si agarro un poco de sol para verme bronceado. Debo conseguir transportación pronto… que esto no me pille sin manera de comerme el tráfico para ir a verla. ¿Y si no le gusta como huelo? ¿Que ropa me pongo cuando conozca a sus padres? ¿Casual, semiformal, formal, etiqueta, disfraz de mariachi?
Por primera vez veo nuestra relación con emoción y no con nostalgia. No te veo como un “Lo que pudo ser” ni un “Lo que espero que sea algún día”. Te veo como un “Lo que será pronto”.
Algo me dice que, contrario a mi temor, este no va a ser mi primer verano sin ti, sino mi primer verano contigo. No me importa que sea el más caliente del siglo, no me importa que lo pase sin tener trabajo, no importa que se caiga la economía ni que Trump gane y construya el muro. (Sin ofender. Tú estás del lado que me conviene. Además, a ti no te deporta ni DIOS. Usted se queda aquí conmigo). No me importa absolutamente nada que pase a mi alrededor, mientras en mi inmediata vecindad estés tú.
No quiero más cambios, no quiero sufrir más, no quiero más pruebas por un tiempo. Por favor, un respiro. Solo quiero disfrutarte y que no haya otra distracción. Y que estos próximos meses sean los primeros de una vida contigo y para ti. Y que esos meses se conviertan en años, esos años siglos y esos siglos una eternidad a tu lado, en un paraíso que compartiremos con nuestros padres, tus hermanas, los que sea unan, los que vuelvan a vivir y, luego de muchos años, los chiquitos que sean mitad tú, mitad yo. Y que, de esas mitades compartidas, hereden tu corazón.
Te amo, todita. Y te lo voy a demostrar antes de lo que imaginaba.