Diario 23
Cosita,
Hoy conseguí trabajo y eso me alivia. Pero no es lo más importante para mí.
Preferiría estar un año entero desempleado pero contigo a mi lado que tener el trabajo de mis sueños y no poderte abrazar después de las 5pm.
No hay nada que se parezca a la satisfacción que sentiré el día que te vea frente a mí por primera vez en meses. Fantaseo con ese momento todos los días. No se nada, solo que voy a llorar. Mucho.
Te voy a abrazar tan fuerte que vas a sentir mis brazos rodeándote por varios días. Voy a abrazarte tan largo que vas a oler a mí aunque te bañes. Te voy a abrazar tan rico que no vas a querer que te suelte jamás. Yo no voy a saber como soltarte, ni quiero saber. Solo quiero que nuestros corazones estén cerquita, que se sincronicen nuestros latidos y que vivamos al mismo tiempo. Sentir tu pulso al agarrarte la mano, escuchar tu respiración, sentir tu calor corporal invadir el frío que he estado sufriendo todo este tiempo.
Quiero que llegues a mi vida como el verano. Con mil calores y colores. La cumbre del año donde todo está vivo y funciona en su máximo esplendor. Como agua limpia que fluye salvajemente y lo hidrata todo. Quiero que me ensordezcas como las cigarras que salen de la nada y se adueñan del sonido del mundo. Que me alumbres como el sol y me quemes con tus rayos de deditos por toda mi cara. Que seas larga como los días, que no te sepas acabar. Que seas húmeda como la noche y haya que ventilar de vez en cuando porque me tienes tan loco que no puedo dormir.
Necesito que seas mi verano todo el año. Que seas mi verano toda la vida. Tu alegría, tu calor y tu energía me llenan, no solo de vida, sino de ganas de vivir. Muchas cosas me han quitado eso. Y tú llegas y entras a mi vida sin tocar a la puerta y lo reparas todo con un “Te espero”.
Yo también te espero, como todo el mundo espera el verano.
Te amo, todita.