Diario 12
No he podido pensar en otra cosa que no sea tu espalda.
La tengo colgada de mi pared y tatuada en la mente. Esta tarde la vi casi completa, detrás de un traje negro que no va a durarte mucho, si te digo la verdad. No se ni como empezar a analizar la topografía de tu espalda así que hoy voy a hablar de otra cosa.
Otra cosa casi igual de importante. Hoy pues voy a hablar de mí.
Osea pero, el “Yo” que te pertenece, el Yo que ya no existe para sí solo.
Yo pienso y me siento muy diferente sobre la vida desde que tú te convertiste en la mía. Monopolizaste mi futuro, mis planes, la línea temporal de mi existencia, mis intereses y empeños. No existe un después de ti. Cuando el 28 de Diciembre de 2023 me dijiste “Te Amo” por primera vez, te convertiste en el epílogo de esta obra de teatro griega que es mi vida.
Te lo explico todo con un ejemplo reciente. Hace casi un años exacto perdí el empleo que me trajo a la ciudad en la que te concocí. Me dolió mucho, me arruinó muchos planes y todavía hoy estoy sufriendo las consecuencias de esa situación. Recuerdo muy bien mi preocupación intoxicante de que no podría pagar la renta, que no podría comprarme el carro que me hacía falta (Y todavía hace), la incertidumbre de si encontraría empleo en mi profesión, en no drenar mis ahorros (Que terminó pasando), en mis cosas, mi estilo de vida, mi espacio. Y esa incertidumbre me hizo mucho daño durante el año entero que estuve en la búsqueda infructífera de trabajo estable.
Ayer volví a perder un trabajo que me duró tres meses. Asuntos de una empresa que se está muriendo y no pueden mantener a sus empleados. Y volví a sentir esa preocupación intoxicante pero, sorprendentemente, no era por mí. No era por mi apartamento ni por el carro que me hace falta, ni por mi carrera ni los ahorros ni mis cosas y estilo de vida y espacio. Lo primero y único que me preocupó fuiste tú.
Mi primera pregunta fue “¿Y cómo voy a mantener a Fer ahora?” Lo interesante es que yo no te mantengo, para nada. No dependes en lo absoluto de mí (Excepto para los besos y demás necesidades básicas del corazón. Más vale que dependas de mí completamente para eso). Pero así de real, inminente e importante es mi intención contigo. Quiero ser tu esposo.
Yo nunca había querido ser esposo de nadie. Sí, la idea era bonita. Parecía algo bien remoto, la idea de una vida que no se sentía como mía. Pero contigo es tan hermosamente diferente. Quiero ser tu esposo, tu marido, tu viejo. Que me digas “Papi” o como mi abuela que le decía a mi abuelo “Negro” (Era blanco). Quiero ser el esposo responsable, trabajador, gentil, desinteresado que está ahí para cuidarte. Y aunque me siento agotado y muy, muy pequeño, tengo la absoluta certeza de que voy a hacer lo que tenga que hacer para que no te falte nada.
Hoy me vi en cierto momento desesperado, con una mezcla de sentimientos negativos, agobiantes de esos que te hacen preguntarte “¿Cuál es el punto de seguir sufriendo tanto?”. Y en ese instante saqué tu foto de mi wallet, vi tu perfecta carita y dije “Hazlo por ella. Ella se merece todo el esfuerzo del mundo, aunque te duela”. Oye y así de sencillo, me levanté y luché con el resto del día hasta que lo vencí. Y le saqué algunos minutos, a golpes, para sentarme a escribirte y no dejar que llegue mañana sin decirte una vez más que Te Amo.
¿Hacerte feliz y cuidarte se ha convertido en mi propósito? Yo siempre he pensado que tengo muchos propósitos en esta vida, pero el de ser tu esposo me ha dado unas fuerzas que no esperaba. Así será toda la vida, cuando haya trabajo y cuando no, cuando tengamos comida y cuando falte el sourdough, cuando haya tiramisú y cuando no podamos comprar mascarpone, cuando tengamos agua y cuando haga falta bañarnos con cubos. Cuando tenga una oficina con mi nombre en la puerta y cuando tenga que irme a vender botellas de agua en la calle. Sea lo que sea que pase, a ti no te va a faltar nada.
Primero Jehová y luego Yo, haremos siempre lo necesario para cuidarte. Y te lo digo con una sonrisa en la cara. Será un placer humillarme si hace falta con tal de acostarme por la noche a tu lado sabiendo que tienes un techo, que estás caliente entre mis brazos y que por la mañana hay huevos y harina para hacerte pancakes.
Te amo y te amaré todito el cuerpo, todito el corazón y todita la vida.
(Espero que quieras ser mi esposa también porque, si no, estpy aquí hablando como un absoluto desquiciado)