Diario 2

Yo borré mi cuenta de Instagram para protegerme.

No es que le de demasiada importancia a las redes sociales pero sabía que esta situación me iba a poner vulnerable. No quería notar el cambio de interacción de parte de mis amigos, o incomodar a nadie que me estuviera siguiendo al aparecer en su feed. No es que pensara publicar nada, la verdad. No tenía nada que compartir con nadie, excepto contigo.

Hace unas semanas decidí reactivar una cuenta de instagram que llevaba años sin usar. Borré a casi todos los que la seguían y te añadí a ti. Imaginé que no ibas a saber quién era y posiblemente ignorar mi petición de amistad así que puse el último cover art que diseñé para el playlist de Pedacitos de Fer (Se ha convertido ya en todo un Brand!) para que supieras que era tu bebé y no un extraño.

Extrañaba mucho ver tus fotitos, tus stories. Extrañaba esa emoción de compartir algo solo para ti y esperar que lo vieras y reaccionaras. Amo recibir una notificación que diga tu nombre, aunque sea un ‘like’. Me hace sentir cerquita de ti.

Lo que sí que no esperaba era entrar y ver tu fotito de perfil con una línea verde. Pensé “Me añadió a sus Close Friends, no puede ser”. No sabes la alegría que sentí cuando entré y era una foto solita para mí, con un beso y un “te amo”. Es todo lo que me hacía falta. Y al siguiente día volver a ver que me dedicaste algo fue justo lo que necesitaba.

Verte hacer ejercicios me fascina. En realidad tengo que ver los videos varias veces. El primer momento que lo veo siempre es caótico. Usualmente le doy play y mi cerebro está tratando de comprender qué está pasando y procesar las cien emociones que estoy sintiendo. “Ah, es un video haciendo ejercicio. Dios mío okay déjame buscar dónde sentarme. Es un story así que no se va a desaparecer después de darle play ¿verdad?, okay bien, voy a soltar todo lo que estoy haciendo para disfrutarme esto”

Entonces le doy ‘play’ de nuevo y ahora lo veo en más detalle. Usualmente lo primero que aparece y que noto y que me magnetiza la vista es pues lo primero que me pones al frente. ¡Tú sabes lo que haces! Caminas alejándote de la cámara con tu ropa de ejercicio una talla más pequeña de la que te toca (Todos sabemos que eres small pero aparentemente “nunca hay small disponible así que compré el x-small”) y estás muy muy muy consciente que solo estoy mirando una cosa. Una cosa grande y bella (y mía. Tú lo dijiste muy bien “Your booty”). Luego de esos segundos que se sienten como ver mi vida pasar por mis ojos, entonces me enfoco en tus piernitas. A este punto ya el video se acabó así que tengo que darle ‘play’ de nuevo. “Que pena”

Ahora intento con todas las fuerzas no enfocarme en lo que mi corazón me pide que mire y trato una vez más de prestar atención a lo segundo que me quieres enseñar que es lo que estás haciendo. Pero no puedo evitar volver a mirar tus piernitas chiquitas y apretables. ¡Es que me encantan! Honestamente a mí nunca me habían atraído mucho las piernas anchas así como las tuyas. Estupideces de hombre que siempre decimos “Me gustan las piernas largas y tonificadas” (Como si las mías fueran largas y musculosas). Pero cuando noté las tuyas la primera vez que te vi bailando swing me parecieron lo más adorable del mundo. Son mías también, de hecho. Pero volvamos al tema del video, tus piernas se merecen su propio artículo, su propio blog, su propio website. Tus piernas se merecen su propia novela, maldición.

Veo el video por tercera vez y me fijo “Está haciendo Romanian Deadlifts. Debería ponerle peso a la barra, ella es más fuerte que eso pero no la critiques. Tiene buena forma…. porque… ehh… (mi mente comienza a divagar)… mírale el pelo recogido, siempre se ve tan bella así… y esa carita tan concentrada, quiero ir a besarla entera. Y las piernitas otra vez, y esa espalda que es una tortura no poder recorrerla con mis dedos. Ah y su respiración… me derrite.

Ya he visto el video 10 veces. Intento seguir trabajando cuando noto que publicaste otro y el proceso se repite.

Vivo enamorado de ti.

Al otro día, ayer, no te sentí mucho. De hecho, fue un día difícil emocionalmente. Los viernes no son fáciles. Salí del trabajo, vine a casa y me sentía muy triste. Te extrañaba mucho. Me acosté a ver tus fotos. Y le oré a Jehová como hago cientos de veces pero esta vez le pedí “Por favor que Fer me comparta alguito, aunque sea un selfie. Quiero saber que está pensando en mí’

Y al ratito entro y habías subido otro story verde, para mí, con una foto y un “te amo”. Me dieron ganas de llorar. Amo saber que durante el día me piensas y te tomas fotitos para solo mis ojos. Me llena de paz cada pequeño update de tu día, cada “te amo”. Por favor no dejes de hacerlo. Significa mucho porque, aunque no conversemos, ese gesto tuyo me demuestra que confías en mí.

Me demuestra que confías en quién soy y en lo que estoy haciendo. Que confías en que voy hacia ti, pronto. Que confías en nuestro amor y que lo mantienes vivo. Tú me mantienes vivo, mi niña. La certeza de ti me mantiene flotando, tus pequeños detalles me impulsan a seguir nadando.

Gracias por tus fotos y por tus amores. Gracias, gracias, gracias. Siempre te ves tan bella en todas, aunque estés toda sudada de hot yoga o vestida como una homeless o con esos yoga pants que me matan o aunque solo vea tu carita preciosa. Todo lo que me das es oro. Te mereces este website y más. Te mereces todo lo que yo pueda darte, si pudiera te daba el mundo.

Disfruta de tu sábado. Tal vez hoy haga doble publicación y por la tarde te de algún otro pedacito de mi corazón. Mientras tanto, aquí te dejo este.

Te amo, todita.

Previous
Previous

Diario 2.5

Next
Next

Diario 1: Un mes sin ti pero contigo.