Diario 2.5

Hoy mi mamá me preguntó “¿qué quieres hacer? “ Y le contesté la pura verdad:

“Lo único que yo quiero hacer es lo que no puedo. Quiero ahora mismo manejar a casa de Fer, recogerla e irnos a cenar los tres.”

No deseo hacer otra cosa que no sea estar contigo. Todo el resto de las cosas en las que me envuelvo, si no tienen que ver contigo, son para matar el tiempo. Hoy fuimos a algunas tiendas en las que no me interesaba estar, miraba los escaparates sin enfocarme en nada, con la mirada perdida, jugando a que estoy atento a mis alrededores cuando en mi mente solo estoy pensando en qué voy a escribirte más tarde en este blog.

Fuimos a una tienda que sí me interesó, Crate & Barrel. Desde que entré comencé a imaginar qué cositas pondríamos en nuestro apartamento, qué juego de platos escogeríamos, de qué color. ¿Tendríamos el mismo gusto en utensilios? Creo que vamos a terminar teniendo pequeñas discusiones en tiendas de decoración porque lo que te gusta a ti es muy feo y lo que me gusta a mí es muy caro. ¿O al revés?

En cierto momento mami me dijo “Tú ya tienes casi todo lo que necesitarían en un hogar. Lo demás que haga falta lo piden de regalo de bodas o lo compran juntos más adelante” Entonces le dije “Es cierto, ya tenemos lo más importante, es una cama cómoda”. Me golpeó ahí mismo, en público y se rió. Tiene razón, ya tenemos casi todo. Me encantaría que vinieras a mi apartamento y veas todo lo que va a ser tuyo. O mejor dicho, lo que es tuyo ya.

Tu sofá, tus lámparas, tus copas de vino. Tus libros y tu televisor y tu tocadiscos y la colección de records y las obras de arte y tus sábanas de hilo. Todo tuyo, nuestro. Lo que no te guste pues lo cambiamos, no hay problema conmigo. Mientras seas tú con la que estoy compartiendo todo mi espacio, no me importa que solo me guste la mitad. Me interesa ver tu estilo también y las cositas que escogerías para sentirte a gusto. ¿Imaginas unos días antes de casarnos apilando parte de tu ropa en nuestros coches para traerla a mi apartamento? Anhelo llegar a casa y ver mi cuarto hecho un desastre (Más de lo usual) con todas tus cositas esperando a encontrar dónde ponerlas. Y tropezarme con las cajas de tus cosas y buscarle un sitio a tus libros y ver en cada esquina algo de mi bebé. Voy a amar esa etapa.

Amo todas las etapas que vivo contigo, incluso las malas. Nuestra historia es una novela que quiero leerme de rabo a cabo y que me destroce en mil pedazos y me vuelva a reparar el alma y me deje con ganas de más.

Me gustó tu fotito hoy. El anillo te queda tan bello. Nunca le había dado a nadie un “promise ring”. (Técnicamente no era un promise ring cuando te lo di, pero siempre significó mucho honestamente) Recuerdo que la noche que te lo entregué, justo antes de irte a NY, te dije que me iba a hacer una sortija con el bronce que sobró de la tuya.

“Are we gonna have matching rings?” me preguntaste con un leve tono de emoción que me sorprendió.

“If you want, yes” te contesté. Esa noche llegué a casa y no me acosté a dormir hasta que no tenía un anillo gemelo en mis dedos. Dos anillos hechos de una misma pieza de bronce. No me lo he quitado nunca. Solo cuando voy al gimnasio y no quiero que con alguna pesa o barra se parta el metal o se dañe. Pero es que me lo pongo en el bolsillo y cuando termino de entrenar ya está en mi dedo otra vez. Solo me sirve en el dedo chiquito (se que tiene un nombre pero yo prefiero decirle dedo chiquito porque no me acuerdo del nombre y no me da la gana de buscarlo ahora. Estoy escribiéndole a mi novia y no quiero parar). Pero me hice otro anillo para el dedo de al lado (también se que tiene un nombre pero yo le digo el “dedo de casado” como todo un vulgar). Así me aseguro que todos sepan que tengo dueña. Me encanta ser tuyo.

Mi chiquita, se suponía que este blogpost fuera corto, ya te había escrito uno esta mañana. Pero ¿Qué puedo hacer?, estoy demasiado enamorado de ti. Es amor de verdad, del bueno. Me has cambiado la vida, Fer.

Mañana te cuento un poquito más. Leí algo sobre “los tres amores de la vida” que voy a analizar contigo.

Tengo muchas ganas de besarte suavecito en los labios y luego darte un besito esquimal. Te quiero tanto, preciosa. Ya pronto.

Te amo, todita.

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