Diario 3.5
Ya me iba a acostar, tengo sueño. Pero me acordé que te amo y no me da la gana de dormir. Ahora quiero escribirte.
Este va a ser cortito, lo prometo.
Hoy se cumple exactamente un mes desde se puso mi vida en pausa. Un mes en que he llorado cada uno de los días. Un mes cargando dolor, rabia, remordimiento. Un mes en que siento haber envejecido 10 años. El mes más difícil de mi vida.
Hace unas noches no soportaba estar en casa. Me creció un quiste que me dolía mucho, estaba infectado. No tengo idea de dónde salió pero el dolor me tenía loco. (De hecho, se que mi mamá te contó sobre eso ya y no dijiste nada. Le pregunté si te ha interesado saber más sobre mi recuperación pero me comenta que no. Ya veo que mi salud no te importa. Está bueno, yo me curo solito) Encima de eso, estaba de mal humor. Había estado pensando en todo otra vez y decidí salir a caminar y orarle a Jehová.
Una vez más iba a confrontar a Dios. A pedirle explicaciones. A cuestionarle por qué me ha permitido sufrir tanto durante este pasado año. Pero no pude ni siquiera comenzar.
Tan pronto dije su nombre reventé a llorar. Sentí su dedo tocar mi corazón. Le hice la oración más honesta que le hecho jamás. No se cuántas millas caminé, pero estuve unas tres horas hablando con él. Llegué a casa y me di cuenta que el quiste había reventado, como yo, y estaba sangrando mucho. Se me manchó la ropa. Pero era el menor de mis problemas. Por primera vez en mucho tiempo sentí paz…
Desde esa noche no he sido el mismo y no creo que vuelva a serlo jamás. Sentí a Jehová abrazarme más fuerte que nunca. Somos amigos otra vez.
Le hablé de todo, le pedí todo, le prometí todo. Un antes y un después en mi vida.
No tengo ya rabia ni rencor. Estoy tan claro. Él y yo estamos tan unidos. Me limpió el corazón en cuestión de segundos y lo veo todo diferente. Nada cambia la injusticia ni el dolor, pero tengo la capacidad de verlo todo desde una perspectiva constructiva. Vengo con otra energía, con otra velocidad.
Le hablé mucho de ti. Eres un tema de conversación frecuente. Se que él te ama, y te conoce y te cuida, así que hablarle de ti me parece natural. Le pido por nosotros, obvio. Pero le pido mucho por ti en particular. Lo que pido para mí es para pasarlo adelante. Todo lo que pido para mí es para dárselo a él.
Pido un corazón completo para con él, pido madurez para servirle. Pido energías para hacer su voluntad a mayor escala y tiempo para dedicarle. Pido salud para gastarme por sus intereses y oportunidades de ser utilizado para su Pueblo.
Le pido un corazón donde quepas tú todita, pido madurez para comprenderte. Pido energías para hacerte feliz a gran escala y tiempo para dedicarte. Pido salud para gastarme por ti por muchos años y oportunidades para hacerte feliz toda la vida.
Yo quiero servirle a él por todo lo que ha hecho por mí. Servirle sin condiciones. Yo le sirvo fielmente y se que, por su propia voluntad, vienen las perfectas promesas que nos esperan a todos. Eso él lo garantiza. Por añadidura ahora solo le pido un premio, no le pido más nada. Que todo el esfuerzo, el sudor, el empeño sea premiado con una vida contigo. Una vida donde pueda seguir esforzándome y sudando y empeñándome en alcanzar todas las promesas y bendiciones que vienen pero junto a ti.
Eres el trofeo que quiero alcanzar y cuidar. Lo demás vendrá siempre y será eterno. Pero tú eres una vez en la vida.
Después te contaré más sobre esa oración y todo lo que significó. Quiero contártelo todo.
Jehová, Tú y Yo… es todo lo que necesito, No lo podría tener más claro.
Te amo, como siempre, todita.